mar Mar 14 - lectura de 5 minutos
Autor: Equipo Acción Latina
La pregunta de si un inversionista nace o se hace ha sido objeto de debate en el mundo financiero durante mucho tiempo. Ambas opciones tienen una parte de verdad.
Por un lado, es cierto que algunas personas tienen una predisposición natural para ser buenos inversionistas. Estas personas pueden tener habilidades innatas para tomar decisiones financieras, así como una inclinación natural hacia la gestión del riesgo y la inversión. Estas habilidades podrían estar influenciadas por educación financiera temprana o experiencias de vida que fomenten un enfoque financiero positivo.
Por otro lado, también es posible que un inversionista se haga a través del aprendizaje y la experiencia. El conocimiento y la experiencia adquirida a lo largo del tiempo pueden ser fundamentales para convertirse en un inversionista exitoso. La educación financiera, la práctica y la formación continua son elementos clave para mejorar las habilidades de inversión.
Vean que la respuesta no es simple. Para orientarte en este debate, que lleva tiempo, vamos a presentar algunas consideraciones sobre este tema y, al final, daremos nuestra respuesta.
El inversionista que nace y el inversionista que se hace
Comencemos por lo primero. Decíamos que la discusión sobre este tema de si el inversionista nace o el inversionista se hace tiene ya algún tiempo. Como en todo asunto polémico, casi siempre la razón no está en un lado o en otro de las posiciones, más bien en la integración de las dos posiciones en debate. Pero, no queremos por los momentos anticipar nuestra posición al respecto.
Muchos analistas sostienen la idea de que el inversionista nace y no que el inversionista se hace. Plantean que ello es motivadado a que hay ciertas habilidades y rasgos personales que son innatos y que son esenciales para tener éxito en la inversión. Aunque es cierto que cualquiera puede aprender los fundamentos de la inversión, aquellos que nacen con ciertas habilidades tienen una ventaja innata en el campo.
Por ejemplo, los buenos inversores suelen tener habilidades como la capacidad de tomar decisiones rápidas y bien fundamentadas, la capacidad de asumir riesgos y tolerar la incertidumbre, y la habilidad para mantener la disciplina y seguir un plan a largo plazo. Estas habilidades no son algo que se pueden enseñar fácilmente, sino que son rasgos que se desarrollan a lo largo de la vida. Por ello piensan que el inversionista nace con estas condiciones que no se pueden adquirir de otra forma.
Sin embargo, a pesar de esta postura extrema, esto no significa que las personas que no nacieron con estas habilidades no puedan convertirse en inversionistas exitosos. Con la educación adecuada, la práctica y la perseverancia, cualquier persona puede aprender las habilidades necesarias para convertirse en un inversionista competente y lograr el éxito en el mundo de la inversión. En otras palabras, el inversionista se hace.
Por otra parte, igualmente se argumenta que el estudio y la adquisición de experiencia son esenciales para tener éxito como inversionista. ¿Por qué sostienen tal posición? Indican que la inversión es una actividad que implica tomar decisiones complejas y que tiene un alto nivel de incertidumbre y riesgo. Además, el mercado financiero es altamente dinámico y cambia constantemente, por lo que es fundamental estar actualizado y tener una visión amplia de los mercados.
Entonces, para tener éxito como inversionista, es necesario tener un conocimiento profundo de los diferentes tipos de inversiones, sus características y riesgos asociados. También es fundamental tener una comprensión sólida de los fundamentos económicos y financieros, así como tener habilidades analíticas y de toma de decisiones. Estas ideas constituyen el núcleo de la posición de que el inversionista se hace.
Además, la adquisición de experiencia es importante para aprender de los errores y mejorar la toma de decisiones. La práctica y la experiencia permiten desarrollar una intuición sobre el mercado y los movimientos de los precios, lo que puede ser de gran ayuda para tomar decisiones informadas y reducir el riesgo de pérdidas. En resumen, los que piensan de esta forma, creen que estudiar y la práctica en operaciones reales en el mercado bursátil son fundamentales para tener éxito como inversionista.
Ahora bien, ¿cuál de las dos posiciones es la correcta, la que sostiene que el inversionista nace o la que estima que el inversionista se hace? Para responder ampliamente esta pregunta vamos a presentar, primero, las condiciones que debe tener un inversionista para que pueda alcanzar metas financieras para el crecimiento de su riqueza.
El inversionista se hace organizando sus finanzas personales
La frase “para ser inversionista, primero organiza tus finanzas personales” sugiere que es importante tener un control adecuado de las finanzas personales antes de comenzar a invertir. Esto se debe a que invertir conlleva riesgos y no hay garantía de ganancia. Por lo tanto, antes de invertir, es importante tener una comprensión clara de tus ingresos, los gastos y los ahorros personales, así como una estrategia sólida para administrarlos.
Al organizar las finanzas personales se pueden identificar oportunidades para ahorrar más dinero y reducir gastos que no sean esenciales. Esto, a su vez, te permite obtener una base financiera sólida que puede ser utilizada para invertir con mayor confianza.
Además, al tener las finanzas personales en orden, se pueden establecer metas financieras claras y realistas para la inversión. Esto incluye establecer un presupuesto, crear un fondo de emergencia y pagar cualquier deuda pendiente antes de invertir.
En resumen, la frase sugiere que la organización de las finanzas personales es un paso importante y fundamental en el camino para convertirse en un inversor exitoso y responsable. Existe una comprobación de las experiencias acumuladas por los inversionistas exitosos: poner en orden tus finanzas es el primer paso ya que no se puede invertir un dinero comprometido o endeudarte. Así de simple.
Primer paso: organiza tus finanzas personales
Antes de comenzar a invertir, es importante que cualquier persona interesada en ser inversionista organice sus finanzas personales. Esto significa tener una idea clara de sus ingresos y gastos mensuales, tener un presupuesto establecido y conocer sus deudas y obligaciones financieras.
La organización de las finanzas personales permite a los inversionistas tener una idea clara de su situación financiera actual y establecer objetivos de inversión realistas. Al conocer sus ingresos y gastos, pueden determinar cuánto dinero invertir sin comprometer su capacidad para cubrir sus necesidades básicas y pagar sus deudas.
Además, la organización de las finanzas personales ayuda a los inversionistas a tomar decisiones financieras más informadas. Saber exactamente cuánto dinero tienen disponible para invertir y cuánto riesgo puede permitirse para ayudar a reducir el estrés y la incertidumbre asociados con la inversión.
También es importante recordar que la inversión puede tener un impacto significativo en la situación financiera personal. Si una inversión no sale como se esperaba, puede resultar en pérdidas significativas de dinero. Por lo tanto, es fundamental que los inversionistas no comprometan su situación financiera personal y que eviten invertir más dinero del que pueden permitirse perder. Repetimos: no se puede invertir dinero comprometido.
Así que el organizar las finanzas personales es un paso crucial para cualquier persona que quiera ser un inversionista exitoso. Al tener una idea clara de sus ingresos, gastos, deudas y obligaciones financieras, los inversionistas pueden tomar decisiones de inversión informadas y reducir el riesgo de comprometer su situación financiera personal.
Segundo paso: de acuerdo a los ingresos, se decide el monto a invertir
La cantidad ideal para invertir puede variar según los ingresos y la situación financiera individual de cada persona. Sin embargo, como regla general, se recomienda que se destine un porcentaje de los ingresos a la inversión. La cantidad sugerida es entre el 10% y el 20% de los ingresos totales.
Si los ingresos son bajos, puede ser difícil destinar una gran cantidad de dinero a la inversión. En este caso, es importante establecer metas financieras realistas y comenzar a invertir de manera gradual, incluso con pequeñas cantidades de dinero. Por otro lado, si los ingresos son altos, se puede destinar una cantidad mayor a la inversión, siempre y cuando se mantengan las finanzas personales en orden.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que la inversión conlleva ciertos riesgos y que no existen garantías de éxito. Por lo tanto, es importante tomar decisiones de inversión informadas y responsables para maximizar las posibilidades de éxito a largo plazo.
Tercer paso: el inversionista debe decidir metas financieras
La tercera acción de un inversionista debe ser establecer sus metas financieras. Esto implica definir claramente lo que se espera lograr a través de la inversión. Algunas metas posibles pueden incluir ahorrar para pagar su jubilación, tal vez la educación universitaria de los hijos, comprar una casa, o simplemente obtener un ingreso adicional.
Establecer metas financieras es importante porque guiará las decisiones de inversión y ayudará a mantener el enfoque y la disciplina. Una vez que se han definido las metas financieras, es necesario desarrollar una estrategia de inversión que se ajuste a las necesidades y objetivos específicos.
Es importante tener en cuenta que no todas las inversiones son adecuadas para todas las personas. Cada inversión conlleva diferentes niveles de riesgo y potencial de rendimiento, por lo que es importante seleccionar una estrategia de inversión que se ajuste a la tolerancia al riesgo, las metas financieras y el horizonte temporal.
En fin, la primera decisión de un inversionista debe ser establecer metas financieras claras y realistas, lo que permitirá desarrollar una estrategia de inversión adecuada y tomar decisiones informadas y responsables en el futuro.
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El inversionista se hace y… puede partir de cero
Si deseas se un inversionista que se hace puedes comenzar desde cero, es decir, no necesitas para iniciarte en esta actividad una formación previa. Pero, te presentamos a continuación algunas indicaciones clave que debes seguir. En primer lugar, debes educarte financieramente. Esto significa aprender los conceptos básicos de inversión, comprender el lenguaje financiero y tener una comprensión clara de los diferentes tipos de inversiones disponibles. Hay muchos recursos disponibles en línea y en libros para ayudarte a aprender estos conceptos.
Una vez que haya adquirido conocimientos financieros básicos, se debe comenzar a ahorrar dinero. Ahorrar es importante porque te proporciona los fondos necesarios para comenzar a invertir. Es importante establecer metas de ahorro realistas y trabajar para alcanzarlas.
Una vez que haya ahorrado suficiente dinero, es hora de seleccionar una estrategia de inversión que se ajuste a tus objetivos financieros y la tolerancia al riesgo. Esto podría implicar la selección de acciones individuales, la inversión en fondos mutuos o el uso de otras estrategias de inversión.
Una vez que haya seleccionado una estrategia de inversión, es importante monitorear sus inversiones de cerca y ajustarlas según sea necesario. El seguimiento de tus inversiones te permitirá hacer ajustes y cambios según sea necesario para maximizar las ganancias y minimizar los riesgos.
Por ello convertirse en un inversionista desde cero requiere un mínimo de educación financiera, desarrollar capacidad de ahorro y aprender a seleccionar estrategias de inversión adecuada. Si respetas este tipo de acciones indicadas, podrás comenzar a construir un portafolio de inversión sólido y trabajar hacia tus metas financieras a largo plazo. Pero, en primer lugar, el foco debe estar dirigido a los conocimientos financieros básicos.
Un inversionista se hace cuando tiene educación financiera
¡Por supuesto, es correcta esta afirmación! Ya hemos explicado que de vez en cuando aparece un inversionista que nace. No obstante, en este momento, vamos a presentarte algunos consejos para estudiar y convertirte en un inversionista:
Aprende los conceptos básicos: Antes de comenzar a invertir, debes comprender los conceptos básicos de inversión. Esto incluye educarse sobre el mercado de valores, la diversificación de las inversiones (portafolio de inversiones), los tipos de inversiones, los riesgos y los rendimientos. Puedes encontrar mucha información en línea, libros y cursos en línea.
Lee y mantente actualizado: La industria financiera está en constante cambio, por lo que es importante (y no es fácil) mantenerse actualizado sobre las últimas tendencias y noticias. Lee portales financieros, sigue a expertos en redes sociales y asiste a conferencias para mantener tu conocimiento actualizado. Es necesario destacar que internet y las redes sociales ofrecen muchas de estas alternativas y “están al alcance de un clic”, como se dice hoy en día.
Prueba tus habilidades de inversión: Antes de invertir grandes cantidades de dinero, practica con cuentas de demostración o con pequeñas inversiones. Esto te permitirá ensayar tus habilidades y experimentar con diferentes estrategias de inversión sin arriesgar mucho dinero.
Encuentra un mentor confiable: Busca a alguien con experiencia en inversiones que pueda guiarte y brindarte consejos y orientación. Un mentor puede ayudarte a evitar errores costosos y proporcionarte información valiosa. Demás está decir que un inversionista que se hace al adquirir conocimientos y experiencias en el mercado de valores, tendrá muchas más oportunidades de triunfar si recibe el asesoramiento y acompañamiento de profesionales con experiencia comprobada.
Desarrolla disciplina y paciencia: La inversión requiere disciplina y paciencia. Aprende a establecer metas financieras realistas y apegarte a tu plan de inversión a largo plazo. Evite tomar decisiones impulsivas y recuerda que los resultados de una inversión pueden tardar en llegar, a veces hasta una década, como lo ha explicado Warren Buffett en más de una ocasión.
Para alguien poder garantizar ser un inversionista que se hace, en fin, requiere educación financiera, mantenerse actualizado, practicar con inversiones de prueba, buscar mentores y ser disciplinado y paciente. Con el tiempo y la experiencia, puedes convertirte en un inversionista exitoso y lograr tus objetivos financieros a largo plazo.
El inversionista se hace y acepta que necesita un tutor
Un inversionista puede aprender e invertir en el mercado de valores tanto con un tutor como sin él. Sin embargo, el no tener tutor implica que en su desempeño encontrará dificultades y de retos que al estar solo pueden convertirse en obstáculos insalvables y paralizantes. Si bien tener un mentor con experiencia puede ser beneficioso para guiar y orientar a los nuevos inversores, esto no es necesario para aprender a invertir. Con suficiente investigación, estudio y práctica, cualquier persona puede adquirir conocimientos y habilidades en inversión por su cuenta. En fin, tener un tutor no es imprescindible para ser inversionista, pero facilita mucho las tareas.
Está comprobado que un tutor o mentor puede ser muy útil para acelerar el proceso de aprendizaje y brindar orientación y perspectivas valiosas. Puede ayudar a los nuevos inversores a evitar errores costosos y proporciona consejos y estrategias de inversión efectivas. Además, un tutor puede brindar confianza y motivación a los inversores novatos a medida que enfrentan el riesgo y las incertidumbres del mercado financiero.
En última instancia, la elección de tener o no un tutor depende del estilo de aprendizaje y preferencias individuales de cada inversionista. Lo importante es que se adquiera la educación financiera necesaria y se tomen medidas concretas para desarrollar habilidades de inversión efectivas.
Un inversionista se hace entendiendo que la primera tarea es educarse
La educación financiera es la base fundamental para cualquier persona que quiera invertir de manera exitosa y rentable. Es por eso que la frase “la primera inversión es educarse” es tan cierta y relevante. Cuando se trata de inversión, el conocimiento es poder, y cuanto más sepa un inversor sobre los mercados financieros, las diferentes estrategias y herramientas de inversión, y los riesgos asociados, más efectivo será en la toma de decisiones informadas y bien fundamentadas.
Además, la educación financiera ayuda a los inversores a tomar decisiones a largo plazo y evitar decisiones impulsivas y riesgosas que pueden sufrir pérdidas significativas. Los inversores que no se han educado adecuadamente sobre los mercados financieros y las diferentes estrategias de inversión pueden sentirse beneficiados por oportunidades de inversión de alto riesgo con la promesa de ganancia rápida. Pero estas oportunidades a menudo vienen con un alto nivel de riesgo y la posibilidad pérdidas significativas.
En última instancia, la educación financiera no solo ayuda a los inversores a lograr sus objetivos financieros personales, sino que también contribuye a la estabilidad financiera y el crecimiento económico a nivel nacional e internacional. Cuando los inversores están bien informados y capacitados, pueden tomar decisiones de inversión más informadas y respaldar el crecimiento de empresas, industrias y economías.
Así que la educación financiera es esencial para cualquier persona que quiera invertir de manera efectiva y rentable. La educación financiera ayuda a los inversores a tomar decisiones informadas, evitar riesgos necesarios y apoyar el crecimiento económico a largo plazo. Por lo tanto, la primera inversión que cualquier persona debe hacer es en su propia educación financiera.
¿Qué es ser un buen inversionista en la bolsa de valores?
Para ser un buen inversionista en la bolsa de valores es importante tener una mentalidad a largo plazo y estar dispuesto a hacer una investigación exhaustiva sobre las empresas en las que se planea invertir. Es esencial tener una estrategia de inversión sólida y estar dispuesto a ajustarla según sea necesario.
También es importante diversificar la cartera de inversiones y evitar decisiones impulsivas basadas en rumores o emociones. Mantenerse actualizado con las noticias y tendencias del mercado también es esencial. Finalmente, es importante recordar que las inversiones en la bolsa de valores conllevan un riesgo y que los inversores deben estar dispuestos a aceptar las pérdidas en caso de que surjan. Para que puedas desarrollar estas capacidades para el logro de inversiones exitosas en la bolsa de valores, te presentamos a continuación algunas estrategias para que puedas practicarlas de manera consciente.
El inversionista debe elegir el tipo de inversión
Cuando un inversionista decide invertir en la bolsa de valores, es importante elegir el tipo de inversión adecuado a su perfil de inversión y objetivos financieros. La elección del tipo de inversión puede afectar el riesgo y el rendimiento de la inversión, así como la liquidez y el plazo de la inversión.
La inversión en acciones es la forma más común de invertir en la bolsa de valores. Las acciones representan la propiedad parcial de una empresa y los inversores pueden ganar dinero en forma de dividendos y ganancia de capital si el precio de las acciones aumenta. Sin embargo, las acciones individuales también pueden ser volátiles y el riesgo puede ser alto.
Otra opción es la inversión en fondos mutuos, que son vehículos de inversión que agrupan el dinero de muchos inversores para invertir en una variedad de valores, incluidas acciones y bonos. Los fondos mutuos pueden ser menos volátiles que las acciones individuales y pueden ofrecer una mayor diversificación de la cartera.
Los fondos cotizados en bolsa (ETF) son otra opción popular. Los ETF son similares a los fondos mutuos, pero se negocian como acciones en la bolsa de valores. Los ETF pueden ser una buena opción para los inversores que buscan una inversión de bajo costo y alta liquidez.
Los bonos son otra opción para los inversores que buscan una inversión de bajo riesgo. Los bonos son instrumentos de deuda emitidos por empresas o entidades gubernamentales y los inversores pueden obtener ganancias a través de intereses y rendimientos de capital.
En resumen, la elección del tipo de inversión es una decisión importante para los inversores de la bolsa de valores. Es importante considerar los objetivos de inversión, el riesgo, el plazo y la diversificación al elegir el tipo de inversión adecuado.
La renta fija o la variable, ¿cuál conviene al inversionista?
La elección entre renta fija o variable depende de los objetivos y el perfil de riesgo de cada inversionista.
La renta fija se refiere a inversiones que son confiables y permiten un flujo de ingresos predecible a través de pagos de intereses, como bonos corporativos o de gobiernos. Estas inversiones suelen tener un menor riesgo y son más estables que las inversiones de renta variable, pero también ofrecen un menor potencial de retorno. La renta fija puede ser una buena opción para los inversores que buscan proteger su capital y generar un flujo de ingresos constante.
La renta variable, por otro lado, se refiere a inversiones, por ejemplo, en acciones de empresas que cotizan en la bolsa de valores. Estas inversiones tienen un mayor potencial de ganancia, pero también son más volátiles y pueden resultar en pérdidas significativas en momentos de incertidumbre en el mercado. La renta variable puede ser una buena opción para los inversores que tienen una tolerancia al riesgo más alta y buscan mayores oportunidades de crecimiento.
La elección entre renta fija y variable depende de las necesidades y objetivos de inversión de cada persona. Ambas opciones tienen sus pros y contras, y lo mejor es buscar asesoramiento financiero y hacer una evaluación cuidadosa antes de tomar una decisión.
La inversión más popular: comprar y vender acciones
Comprar y vender acciones es una de las formas más populares de invertir en la bolsa de valores. Las acciones representan la propiedad parcial de una empresa y los inversores pueden comprar y vender estas acciones en la bolsa de valores. A medida que el valor de las acciones aumenta o disminuye, los inversores pueden ganar o perder dinero.
La potencia de la inversión en acciones se debe en parte a la facilidad con la que se puede acceder a la información sobre las empresas. Los inversores pueden realizar un análisis fundamental y técnico de las empresas para tomar decisiones informadas sobre la compra y venta de acciones. Además, con la tecnología actual, es fácil para los inversores comprar y vender acciones en línea en cuestión de segundos.
Otro factor que hace que la inversión en acciones sea popular es su potencial de rendimiento. Las acciones pueden generar ganancias significativas en un corto período de tiempo, lo que atrae a los inversores que buscan altos rendimientos. Sin embargo, también hay un mayor riesgo asociado con la inversión en acciones, ya que los precios pueden fluctuar enormemente en respuesta a los cambios en el mercado y en la economía. A pesar de la popularidad de la inversión en acciones, es importante recordar que no es la única opción para los inversores de la bolsa de valores.
Conclusiones: el inversionista se hace, no nace
Hemos revisado distintas consideraciones sobre lo que hemos llamado “los pros y los contras” de las tres posiciones que hemos presentado hasta ahora. Hablamos de tres opciones diferentes cuando se responde a la pregunta: ¿el inversionista nace o se hace? La primera posición se refiere a debemos tener ciertas condiciones innatas para invertir con éxito por lo que el inversionista nace con tales capacidades que posteriormente difícilmente se adquieren.
Una segunda postura apunta a que el inversionista se hace a partir de que reciba educación financiera, tenga experiencia en el mercado de valores y sea capaz de buscar un mentor que lo acompañe en sus primeros pasos. Quienes sostienen esto tienen como centro de sus ideas a la educación financiera como la medio para que toda persona que así lo decida pueda ser inversionista.
Existe una tercera opción, la que integra las dos anteriores y que se puede resumir en la siguiente frase: “el mejor inversionista es aquel que tiene ciertas condiciones innatas pero que las desarrolla a plenitud sólo a partir de la educación que reciba y de la experiencia que adquiera”.
Bueno, en la realidad y en la práctica, no hay que elegir entre algunas de las tres posiciones que les presentamos. Simplemente –y los invitamos a leer biografías de inversionistas de grandes éxitos— cuándo se interviene en el mercado, condiciones innatas y educación financiera se combinan. No hay que elegir entre una y otra. Pero, ¿qué piensas tú?
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