lun Abr 24 - lectura de 5 minutos
Autor: Equipo Acción Latina
La inflación en Estados Unidos en 2023 no es una circunstancia que se ha dado en esa nación nada más. Otras han vivido desde el año 2022 este fenómeno que castiga a la economía mundial, claro, algunos países son afectados en mayor grado, otros sufren menos. Una situación que se produjo en Europa explica en parte el incremento de precios mundialmente. La guerra en Ucrania ha impactado en el alza de la inflación en Estados Unidos y Europa debido a varias razones. Uno de los motivos es que Ucrania es un importante productor de trigo y maíz, lo que ha afectado la oferta mundial de estos productos. Además, la incertidumbre económica y geopolítica provocada por la guerra ha afectado la confianza de los inversores y los mercados globales, lo que ha contribuido al alza de la inflación en algunas regiones. Por otro lado, el aumento de los precios del petróleo y el gas natural, que son importados de Rusia, también ha afectado a la inflación en Europa. En ese contexto vamos a presentarles algunas consideraciones sobre los diferentes impactos de la inflación en Estados Unidos en 2023.
¿Por qué existe inflación en Estados Unidos?
La inflación en los Estados Unidos ha estado aumentando constantemente desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, desde marzo 2020 cuando se declara la emergencia nacional y se decretan medidas extraordinarias. Ello impactó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que aumentó desde un 1,4% en ese momento inicial hasta que, en 2021, la inflación se aceleró para llegar al 7%, el aumento anual más alto desde 1982. En 2022, la inflación siguió aumentando y llegó a 6,5 % en diciembre de ese año.
Hay una serie de factores que han contribuido al aumento de la inflación en los Estados Unidos. Un factor es el fuerte aumento de la demanda de bienes y servicios tras la pandemia de COVID-19. A medida que se reabrió la economía, los consumidores comenzaron a gastar más dinero, lo que presionó al alza los precios. Otro factor son las interrupciones en la cadena de suministro que se produjeron como resultado de la pandemia. Estas interrupciones hicieron que fuese más difícil y costoso llevar los productos al mercado, lo que también contribuyó al aumento de los precios.
Desde ese momento, la Reserva Federal (Fed) ha estado tomando medidas para tratar de controlar la inflación. En marzo de 2022, la Fed elevó las tasas de interés por primera vez desde 2018. Se espera que la Fed continúe subiendo las tasas de interés a lo largo de 2023 en un esfuerzo por desacelerar la economía y reducir la inflación.
Es difícil decir qué pasará con la inflación en el resto de 2023. Los esfuerzos de la Fed para aumentar las tasas de interés deberían ayudar a desacelerar la economía y reducir la inflación. Sin embargo, todavía hay una serie de factores que podrían contribuir a precios más altos, como la guerra en curso en Ucrania y la posibilidad de una recesión mundial. Esta es la materia central que retomaremos más adelante.
Pandemia del Covid 19 e inflación
Comencemos por el año 2020. La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la economía estadounidense, y uno de los efectos más notables ha sido el aumento de la inflación. En 2021, el IPC aumentó un 7%, el mayor aumento anual desde 1982. En 2022, la inflación siguió aumentando, alcanzando un 6,5% en diciembre.
Hay una serie de factores que han contribuido al aumento de la inflación en los Estados Unidos. Un factor es el fuerte aumento de la demanda de bienes y servicios tras la pandemia de COVID-19. Otro factor son las interrupciones en la cadena de suministro que se han producido como resultado de la pandemia. Estas interrupciones han hecho que sea más difícil y costoso llevar los productos al mercado, lo que también ha contribuido al aumento de los precios.
El aumento de la demanda de bienes y servicios se produjo a medida que se reabrió la economía, los consumidores gastaron más dinero, lo que presionó al alza los precios. Esto fue particularmente cierto para los bienes y servicios que tenían una gran demanda durante la pandemia, como artículos para el hogar, productos electrónicos y productos para el cuidado personal. Además, recordemos que los ciudadanos recibieron cheques mensuales de ayuda por la pandemia que contribuyó a que las personas tuvieron disponibilidad financiera para el aumento de la demanda.
Otro elemento que afectaron los precios fueron las interrupciones de la cadena de suministro. Nos explicamos, la pandemia de COVID-19 interrumpió las cadenas de suministro globales, lo que hace que hizo más difícil y costoso llevar los productos al mercado. Esto llevó a precios más altos para una amplia gama de productos, incluidos alimentos, ropa y productos electrónicos. Los cierres económicos que se produjeron internacionalmente (sobre todo en China y en los países productores de materias primas) se convirtieron en barreras que no permitían la circulación regular entre las naciones.
El aumento de los precios de la energía también fue otro factor inflacionario. El precio del petróleo y otros productos energéticos aumentaron considerablemente por los cierres de países. Esto contribuyó también a precios más altos en una variedad de bienes y servicios, incluidos el transporte, los alimentos y la electricidad.
En ese contexto tan duro y de emergencia económica mundial, la Reserva Federal tomó medidas para tratar de controlar la inflación. Las políticas de estímulo fiscal y monetario implementadas por el gobierno de EE. UU. en respuesta a la pandemia también jugaron un papel en la inflación. Se redujeron las tasas de interés y aumentó la oferta de dinero, lo que llevó a una mayor demanda de bienes y servicios. Además, el paquete de estímulo económico del gobierno inyectó una gran cantidad de efectivo en la economía, lo que también contribuyó a un aumento en la demanda y los precios.
Las ayudas económicas durante la pandemia produjeron inflación
Recordemos que el gobierno de Estados Unidos tomó medidas para reducir el impacto de la crisis económica durante la pandemia. La Ley CARES (Coronavirus Aid, Relief, and Economic Security Act) fue el primer paquete de estímulos económicos aprobado por el Congreso de los Estados Unidos y promulgado por el Presidente Trump en marzo de 2020. La ley tenía como objetivo brindar alivio fiscal y económico a individuos y empresas afectadas por la pandemia del COVID-19.
Un año después las medidas de protección al ciudadano continuaron, el Plan de Rescate Estadounidense también fue un programa de estímulos económicos aprobado durante la administración del Presidente Joe Biden en marzo de 2021. Este plan incluyó medidas para impulsar la recuperación económica, expandir los programas de asistencia médica, apoyar a los trabajadores y las empresas afectadas por la pandemia del COVID-19, entre otras iniciativas.
Ambas iniciativas fueron importantes para entender la respuesta del gobierno de los Estados Unidos frente a la pandemia del COVID-19 y a sus consecuencias económicas. Pero, sucede en política a menudo, a veces las ayudas económicas logran que los ciudadanos tengan dinero y que la economía no produzca esos recursos. Estas ayudas ayudaron a impulsar la economía, eso fue un hecho y evitaron una recesión más profunda. Sin embargo, también contribuyó a la inflación al aumentar la cantidad de dinero en circulación.
Cuando hay más dinero en circulación aumenta la demanda de bienes y servicios. Esto, a su vez, presiona al alza los precios. Además, la ayuda del gobierno también ayudó a mantener a flote a las empresas durante la pandemia, incluso cuando no pudieron operar a plena capacidad. Esto condujo a mayores costos de producción, que también se trasladaron a los consumidores en forma de precios más altos.
La ayuda económica que se brindó durante la pandemia fue necesaria para evitar una crisis económica más profunda. Pero, a medida que la economía continúa recuperándose, es importante encontrar formas de controlar la inflación. Esto requerirá una combinación de factores, que incluyen: retirando gradualmente el estímulo del gobierno, permitir que las tasas de interés suban, mejorar la eficiencia de la cadena de suministro y reducir el gasto público. Esta es una ruta que el gobierno de Estados Unidos y la Reserva Federal tuvieron que desarrollar a partir del 2022 y que aún permanece.
Estos son solo algunos de los pasos que se pueden tomar para controlar la inflación. Es importante tener en cuenta que no hay una solución fácil, y llevará tiempo ver los resultados. Sin embargo, al tomar estos pasos, podemos ayudar a garantizar que la recuperación económica sea sostenible y que la inflación no se salga de control.
Las cadenas de suministros hicieron subir los precios
La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo en las cadenas de suministro globales, causando interrupciones y retrasos generalizados. Esto ha llevado a precios más altos para una amplia gama de bienes y servicios. Como consecuencias naturales de esta interrupción se produjo una reducción considerable en la producción de bienes y en la circulación de insumos y materias primas. La pandemia provocó, de esa forma, una disminución de la capacidad de producción en muchas industrias. Esto se debe a una serie de factores, incluidos el cierre de fábricas, la escasez de trabajadores y la escasez de suministros.
Igualmente, a medida que las economías se abrieron en tiempos posteriores a los cierres económicos de la pandemia, surgió una alta demanda de bienes y servicios. Esto ha ejercido una presión alcista sobre los precios, ya que las empresas no han podido satisfacer el aumento de la demanda. Otro elemento a considerar como factor inflacionario son los mayores costos de transporte. El encarecimiento de los envíos de bienes subió significativamente durante la pandemia. Esto se debe a una serie de factores, que incluyen una mayor demanda de espacio de envío, congestión portuaria y precios más altos del combustible.
Entre los sectores que experimentaron incrementos de precios significativos durante la pandemia en Estados Unidos se encuentran los suministros médicos, como mascarillas y equipos de protección personal, y productos de limpieza. También hubo un aumento en los precios de los alimentos, especialmente en productos básicos como la carne, los huevos y la leche. El precio de los alimentos se incrementó más de un 5% desde el inicio de la pandemia. Esto se debió a una serie de factores, que incluyen una mayor demanda, mayores costos de transporte y menores rendimientos de los cultivos.
Por otro lado, los precios de los bienes duraderos, como los automóviles y los electrodomésticos, también aumentaron debido a la escasez de materiales y piezas. Además, hubo un incremento en los precios de la construcción debido a la falta de mano de obra y materiales. El precio de los autos usados ha aumentado más de un 30% desde el inicio de la pandemia. Esto fue ocasionado por la una disminución en la producción de automóviles nuevos, una mayor demanda y una escasez de chips semiconductores.
En fin, la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo en las cadenas de suministro globales. Esta misma circunstancia hizo posible un impacto significativo en la economía de los Estados Unidos y causó aumentos en los precios de muchos bienes y servicios en el mercado. Resulta interesante preguntarse, en este momento, si esta situación persiste todavía para que la inflación en Estados Unidos en 2023 siga siendo un problema a resolver.
La Reserva Federal y batalla contra la inflación
La Reserva Federal (Fed) es el banco central de los Estados Unidos. Es responsable de establecer la política monetaria y regular el sistema financiero. Sus políticas tienen un impacto significativo en la economía y han sido particularmente importantes durante la pandemia de COVID-19.
En los primeros días de la pandemia, la Fed tomó una serie de medidas para estabilizar la economía. Recortó las tasas de interés a casi cero y lanzó una serie de programas para proporcionar liquidez a empresas y consumidores. Estos programas lograron prevenir una recesión más profunda y ayudaron a mantener la economía a flote durante la pandemia.
A medida que la economía se recuperó, la Fed comenzó a retirar parte de su estímulo. Ha subido las tasas de interés varias veces y se espera que continúe subiendo las tasas en los próximos meses. También está cerrando su programa de compra de bonos. Estos pasos están diseñados para desacelerar la economía y controlar la inflación.
Las políticas de la Fed han sido efectivas para estabilizar la economía y prevenir una recesión más profunda. Sin embargo, también han contribuido a la inflación. En este momento este organismo tendrá que elegir entre apoyar la economía y controlar la inflación. Deberá tener cuidado de no subir las tasas demasiado rápido, lo que podría conducir a una recesión.
Por otra parte, la Fed también implementó programas de alivio económico para ayudar a empresas y hogares afectados por la pandemia. Estos programas incluyeron el Programa de Protección de Cheques de Pago (PPP), que proporcionó préstamos a pequeñas empresas para ayudarlas a mantener sus empleados en nómina, y el Programa de Préstamos Main Street, que ofreció préstamos a empresas más grandes.
La Reserva Federal también llevó a cabo medidas de flexibilización cuantitativa, que esencialmente implica la compra de grandes cantidades de bonos del Tesoro y otros valores respaldados por hipotecas para inyectar liquidez en la economía y mantener las tasas de interés bajas. Estos programas mitigaron el impacto económico negativo de la pandemia y ayudó sensiblemente a estabilizar los mercados financieros.
En general, la Reserva Federal implementó distintas políticas monetarias durante la pandemia de COVID-19 para tratar de mitigar el impacto económico negativo y mantener la estabilidad financiera. Estas políticas incluyeron la reducción de las tasas de interés, el estímulo económico y la flexibilización cuantitativa, y han sido importantes para ayudar a las empresas y hogares afectados por la pandemia.
¿Cuándo comenzó la batalla de la Reserva Federal contra la inflación?
En marzo de 2022, la Reserva Federal (Fed) elevó las tasas de interés por primera vez desde 2018. Se espera que la Fed continúe aumentando las tasas de interés durante 2023 en un esfuerzo por desacelerar la economía y reducir la inflación.
La decisión de la Fed de aumentar las tasas de interés se basa en la convicción de que la inflación es demasiado alta y que es una amenaza para la economía. El objetivo de inflación de la Reserva Federal es del 2% anual, pero la inflación ha estado muy por encima de ese nivel durante varios meses.
El Banco Central cree que aumentar las tasas de interés ayudará a desacelerar la economía y reducir la inflación. Cuando las tasas de interés son más altas, se vuelve más costoso para las empresas pedir dinero prestado, lo que puede disminuir la inversión y la contratación de trabajadores. También se vuelve más caro para los consumidores pedir dinero prestado, lo que puede reducir el dinero en manos de los consumidores.
La Fed ha estado subiendo las tasas de interés con cautela. No quiere subir las tasas tan alto que provoque una recesión. También es consciente de que la economía aún se está recuperando de la pandemia de COVID-19, por lo que no quiere hacer nada que pueda descarrilar la recuperación.
La Fed se enfrenta a un reto difícil. Necesita encontrar una manera de controlar la inflación sin causar una recesión. Esto requerirá una cuidadosa coordinación de la política monetaria y fiscal. En fin, las políticas antiinflacionarias de la Reserva Federal aún se encuentran en pleno desarrollo, por lo que es demasiado pronto para decir qué tan efectivas serán. Sin embargo, la Fed está comprometida con controlar la inflación y está tomando medidas para hacerlo.
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Decisiones de la Fed para enfrentar la inflación en Estados Unidos en 2023
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) es el brazo normativo de la Reserva Federal. El FOMC se reúne ocho veces al año para establecer la política monetaria. La próxima reunión del FOMC está programada para el 2 y 3 de mayo de 2023. Las siguientes son las reuniones programadas para lo que resta del año:
Las reuniones del FOMC son importantes para la economía de los Estados Unidos porque es el principal órgano de política monetaria de la Reserva Federal, el banco central del país. El FOMC se reúne para discutir y determinar la política monetaria de los Estados Unidos, incluyendo la tasa de interés para los préstamos interbancarios (la tasa de fondos federales), para monitorear la inflación y evaluar los objetivos de crecimiento económico.
Las decisiones tomadas por el FOMC pueden tener un impacto significativo en la economía de Estados Unidos y en los mercados internacionales. Por ejemplo, una decisión de reducir las tasas de interés puede estimular la economía y aumentar el gasto y la inversión, mientras que una decisión de aumentar las tasas de interés puede frenar la inflación y reducir el gasto y la inversión. Como resultado, los inversores y los analistas financieros suelen prestar mucha atención a las reuniones del FOMC y a cualquier indicio o comentario que pueda dar sobre la política monetaria futura. Sus decisiones en 2023 son clave para entender hacia dónde va la economía norteamericana.
Los datos de la inflación en Estados Unidos en 2023
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) es una medida del cambio promedio a lo largo del tiempo en los precios que pagan los consumidores urbanos por una canasta básica de bienes y servicios de consumo. El IPC es publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) y se utiliza para realizar un seguimiento de la inflación.
Los siguientes son los IPC que se han publicado durante el primer trimestre de 2023:
Ahora bien, según estos datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos se podrían contar dos historias diferentes. Una de esas historias invita al optimismo: la inflación general cae por noveno mes consecutivo, lo hace con fuerza, desde el 6% de febrero al 5,0% de marzo, su nivel más bajo desde mayo de 2021. La otra, más bien llama a la cautela: la inflación subyacente no ha desaparecido, sube una décima hasta el 5,6% y ya supera a la general, de modo que los culpables del aumento de los precios ya no son tanto los alimentos y la energía como el resto de productos y servicios.
La inflación llegó a tocar el 9,1% en junio del año 2022, su nivel más alto en cuatro décadas, tras una escalada vertiginosa en la que la cuenta de la compra en el supermercado y el surtidor de gasolina daban los mayores sustos a los consumidores.
En marzo, la inflación interanual ha bajado del 6% al 5%, pues en ese mes los precios se encarecieron solo un 0,1%, frente al 1% de marzo del 2022. “Obviamente, se trata de un revés a corto plazo para la Reserva Federal. Sin embargo, nunca se esperó que la inflación se desacelerara en línea recta y, a pesar de este informe, prevemos que la inflación seguirá cayendo a lo largo del año, para terminar en torno al 3%-3,5%” señalaba Tiffany Wilding, economista para América del Norte de PIMCO, que anticipaba ese repunte de la inflación subyacente.
De momento no se ha producido la temida espiral de precios-salarios, pero cuanto más tiempo siga la inflación por encima del objetivo del 2%, mayor es el riesgo de que se enquiste y de que los llamados efectos de segunda ronda dificulten la lucha contra las subidas de precios. Cómo se puede ver en los datos conocidos, la lucha contra la inflación en Estados Unidos en 2023 es una batalla dura que la Fed debe atender con prioridad, como lo estará haciendo en cada reunión mensual.
La lucha contra la inflación en Estados Unidos en 2023: ¿posible recesión?
La Reserva Federal está aumentando las tasas de interés en un esfuerzo por desacelerar la economía y reducir la inflación en Estados Unidos en 2023. Sin embargo, existe el riesgo de que estos aumentos en las tasas de interés puedan producir una recesión económica.
Una recesión se define como dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo. Esto puede suceder cuando la economía disminuye su crecimiento y las empresas y los consumidores comienzan a reducir sus gastos. Cuando esto sucede, puede conducir a la pérdida de empleos, menores ganancias de las empresas y comercios, es decir, una disminución de la actividad económica.
Hay una serie de factores que podrían conducir a una recesión en los Estados Unidos en 2023. Tal vez el más mencionado es el aumento de las tasas de interés. Cuando las tasas de interés suben, se vuelve más costoso para las empresas y los consumidores pedir dinero prestado. Esto puede disminuir el ritmo o anular la inversión y el gasto, lo que puede conducir a una crisis, evidenciándose numéricamente en un PIB (Producto Interno Bruto), que disminuye.
Otro factor que podría conducir a una recesión es la guerra en curso en Ucrania. La guerra ya ha provocado un aumento en los precios de la energía y también está interrumpiendo las cadenas de suministro mundiales. Esto podría conducir a una mayor inflación y un crecimiento económico más lento, lo que podría aumentar el riesgo de una recesión.
No obstante, estos peligros reales, en Estados Unidos aún se está recuperando de la pandemia de COVID-19. La economía sigue creciendo, pero no tan rápido como antes de la pandemia. Esto significa que la economía será vulnerable a una recesión.
La Reserva Federal es consciente de los riesgos de una recesión y está tratando de lograr un equilibrio entre desacelerar la economía y reducir la inflación. Sin embargo, es demasiado pronto para decir si la Fed tendrá éxito. Si la Fed sube las tasas de interés demasiado rápido, podría llevar a la economía a una recesión. Sin embargo, si la Fed no aumenta las tasas de interés lo suficiente, podría permitir que la inflación se salga de control.
La Reserva Federal está caminando por una línea muy fina, y será interesante ver cómo navega en los próximos meses. Si la Fed tiene éxito, podrá reducir la inflación en Estados Unidos en 2023 sin provocar una recesión. Sin embargo, si la Fed no tiene éxito, podría provocar una recesión que afectaría a la economía más grande del planeta y su impacto mundial sería de primer orden.
La inflación en Estados Unidos en 2023 ha bajado, pero no desaparece
Como vimos en el apartado anterior con cifras publicadas hasta marzo de este año, la inflación en Estados Unidos en 2023 es producto de varios meses de precios altos que vienen desde el 2022, aunque ha disminuido en los primeros tres meses de este año. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) bajó a un 5% en marzo 2023, indicando una disminución importante, aunque no es suficiente.
La disminución de la inflación es una señal de que las políticas antiinflacionarias están comenzando a dar resultados, aunque no al ritmo que todos desean. Sin embargo, también es una señal de que la economía sigue recalentada y que la Reserva Federal debe seguir tomando medidas para enfriarla, es decir, para frenarla y que reduzca su ritmo y crecimiento.
La Reserva Federal ha aumentado las tasas dos veces en 2023 (febrero y marzo), en espera que el aumento de las tasas de interés desacelere la economía y reduzca la inflación. Se puede pensar que ha llegado el momento de ir más despacio en la subida de las tasas. Por ello aumentó las tasas de interés en un cuarto de punto porcentual (0,25 pp) en marzo, llegando a 4,75%, que venía de estar en 4.50% en febrero. El organismo comentó en sus actas y declaraciones no ha terminado de subir las tasas en 2023, a pesar del riesgo de agravar la crisis bancaria que ha sacudido a los mercados globales. El Comité Federal de Mercado Abierto votó por unanimidad elevar su objetivo para la tasa a un rango de 4,75 % a 5 %, el más alto desde septiembre de 2007, cuando las tasas estaban en su punto máximo en vísperas de la crisis financiera.
Este es el segundo aumento consecutivo de 25 puntos básicos, tras una serie de movimientos agresivos que comenzaron en marzo de 2022, cuando las tasas estaban cerca de cero. “El sistema bancario estadounidense es sólido y resistente”, dijo la Fed en un comunicado en Washington tras una reunión de dos días. Al mismo tiempo, los funcionarios advirtieron que “es probable que los recientes acontecimientos provoquen un endurecimiento de las condiciones crediticias para los hogares y las empresas y que afecten la actividad económica, la contratación y la inflación”.
Los analistas consideran que el alcance de estas decisiones es incierto. Los responsables de la política monetaria de la Fed prevén que las tasas cierren 2023 en torno al 5,1 %, sin cambios con respecto a la mediana de las estimaciones de la última ronda de proyecciones de diciembre. Recordemos que, en diciembre del 2022, el presidente del banco central de Estados Unidos, Jerome Powell, decidió frenar el ritmo de encarecimiento del precio del dinero con una subida de 0,5 puntos, tras cuatro ascensos consecutivos de 0,75 puntos. En todo caso, en esa oportunidad advirtió que la guerra contra la inflación no ha terminado y habrá más subidas de tipos. “Tenemos más trabajo que hacer”, dijo Powell en la rueda de prensa al finalizar ese año.
Sin embargo, existe el riesgo de que aumentar las tasas de interés demasiado rápido pueda llevar a la economía a una situación de enfriamiento excesivo, que algunos han llamado una “recesión suave”. La Reserva Federal está enfrentando una tormenta que ha bajado en intensidad pero que no desaparece, será interesante ver cómo navega en los próximos meses.
Algunos pronósticos de analistas
Según un artículo de El Economista, la última actualización de las proyecciones inflacionarias para Estados Unidos en 2023 señala que el año terminaría con una tasa de 5.23%, según cifras de la Reserva Federal.
Igualmente, una de las entidades financieras más respetadas de los Estados Unidos, el JP Morgan, dio a conocer su análisis sobre las perspectivas económicas para este 2023; centrándose en el comportamiento que se estima tendrá la inflación y sus efectos en sobre las tasas de interés y las inversiones de capital. Aunque no se sabe a “ciencia cierta” cuándo y a qué ritmo comenzará a disminuir la inflación, lo que si estima el este banco, con base en las proyecciones de menor crecimiento económico para este año, es que esto “conducirán al final del ciclo mundial de aumento de tasas en 2023″ y aunque esto pareciera ser, a primera vista, una buena noticia para los inversionistas y los mercados, advierte que “la evidencia histórica sugiere que la economía real sufre el mayor daño después de que las tasas de interés ya han subido”.
De la misma manera JP Morgan advierte que el ritmo histórico de aumentos en la tasa de interés, no solo en Estados Unidos, sino en los países en general “ya ha planteado graves riesgos para el crecimiento económico mundial”; por lo que las probabilidades de una recesión son innegables y que este panorama que se avizora para este año que acaba de iniciar, lleven a que los bancos centrales dejen de subir las tasas, debido a que se estima una caída en la inflación. En conclusión, el banco estima que bajarán las tasas y la inflación, aunque no indicó cifras exactas.
El Departamento de análisis de Bankinter, publicó a principios de año su previsión del IPC en EE. UU. para 2023 y 2024. Estiman que la moderación de las presiones inflacionistas ha sido insuficiente en 2023. El IPC retrocedió por octavo mes consecutivo y se sitúa en 6,0% en febrero vs el pico de 9,7% en junio 202. Pero esta moderación es insuficiente y el IPC se mantiene claramente por encima del objetivo de la Fed, que sería el 2%. El PCE Subyacente, medida favorita de inflación de la Fed, también desacelera (4,7% vs 5,4% en marzo 2022), pero sigue por encima del objetivo inflacionario del banco central.
El informe de Bankinter estima que las señales de desaceleración en la inflación de servicios ex-vivienda, así como los retrocesos en el IPC se producen gracias a mejoras en cuellos de botella y a menores precios de energía. La inflación en servicios de vivienda empezará a desacelerar a partir de 2024 a medida que entren en vigor los nuevos contratos de arrendamiento con renovaciones con precios más moderados. Pero la inflación de servicios ex-vivienda, ligada a los salarios y que representa más de la mitad del consumo básico, no muestra señales de desaceleración y se convierte en el principal foco de preocupación de la Fed. Los analistas, en fin, consideran que el proceso inflacionario va a disminuir hasta finales del 2023, pero difícilmente se alcance la meta del 2% de la Fed, por lo que las tasas seguirán aumentándose este año.
Es importante tener en cuenta que estos son solo pronósticos y que la inflación real puede ser más alta o más baja que estas estimaciones. Los factores que podrían afectar la inflación incluyen la guerra en curso en Ucrania, las decisiones sobre las tasas de la Fed y el ritmo del crecimiento económico en este momento están desarrollándose frente a todos y hay que renovar los esfuerzos para calibrar cada dato publicado en perspectiva. Esta va a ser la tarea de los analistas en lo que queda del 2023.
Conclusiones: la batalla contra la inflación no se ha ganado
Ya podemos anticipar algunas conclusiones que nos parecen interesantes. En primer lugar, la inflación en Estados Unidos ha bajado en el año 2023, pero no desaparece. Según los últimos datos de marzo de 2023, la tasa de variación anual del IPC fue del 5%, lo que representa una disminución de 10 décimas en comparación con el mes anterior. A pesar de esta disminución, la inflación sigue presente en la economía estadounidense.
Hay varios factores que contribuyen a la inflación, como los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que aumentaron un 8.3% en marzo de 2023. También hay que tener en cuenta la inflación en otros sectores, como el transporte y la medicina. En resumen, aunque la inflación ha disminuido en Estados Unidos en el año 2023, todavía está presente y afecta a diferentes sectores de la economía.
Los inversionistas debemos estar atentos por lo que resta del 2023. Recordemos que, en una economía inflacionaria, los inversionistas deben ser muy cuidadosos al tomar decisiones sobre cómo invertir su dinero. La inflación puede tener un impacto significativo en los rendimientos de las inversiones, ya que puede reducir el poder adquisitivo del dinero con el tiempo y aumentar los costos de producción. Por lo tanto, los inversionistas deben considerar cuidadosamente estrategias tales como: invertir en activos que sean inmunes a la inflación, diversificar su cartera de inversiones, invertir en instrumentos financieros de renta variable y elegir una estrategia de inversión a largo plazo. En fin, existen acciones que pueden convertir la economía inflacionaria en una oportunidad, no es fácil, pero es factible.
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